El trabajo de parto inevitablemente significa dolor, sin embargo, existen técnicas y medicamentos que pueden hacer que la mujer controle su trabajo de parto y pre-parto con el mínimo dolor posible.
Esta sensación es descrita, según muchas mujeres, como semejante a los dolores menstruales severos, pero que pueden hacerse insoportables hacia el final del pre-parto.
Aunque existen diversas teorías respecto de si se debe sentir dolor o no, lo cierto es que en Chile casi el 90% de las mujeres utiliza anestesia local para enfrentar el parto.
Algunas prefieren la sensación de adormecimiento que provoca la anestesia local, mientras a otras esa falta de dolor les produce falta de control.
Cada mujer tiene su propio límite para tolerar el dolor y es por esta razón que las dosis de anestesia que se utilizan varían en cada paciente.
Más aún, no es raro que una misma paciente tenga requerimientos anestésicos distintos para cada parto.
Es el caso de Magdalena Pizarro, quien pidió mucha anestesia para su primer hijo, y poco para el segundo. “En mi primer parto no vi nada, estaba muy adormecida, en cambio en el segundo pedí más tarde la anestesia, lo que me hizo estar mucho más en control”.
Según el anestesiólogo de la Clínica Alemana, doctor Rodolfo González, “esto se debe a que el umbral del dolor es diferente en cada mujer, y que incluso en una misma persona puede haber diferencias dado que existen diversos factores como susto, ansiedad, motivación, experiencia anterior, problemas en la relación de pareja, etc. Por todo esto lo habitual es comenzar la analgesia con una dosis estándar baja y al cabo de algunos minutos evaluarla, para hacer los cambios que pudieran necesitarse”.
La epidural
La analgesia durante el parto puede ofrecer el alivio completo del dolor a través de la anestesia epidural y la raquídea.
Este tipo de anestesia evita que el dolor se irradie desde el útero, produciendo bloqueos nerviosos en la médula.
Una epidural bien aplicada elimina todas las sensaciones, desde la cintura hasta las rodillas, pero permite permanecer consciente. La mayoría de las cesáreas utilizan esta anestesia en vez de anestesia general, para que las madres puedan vivenciar el proceso del nacimiento.
El procedimiento de la administración de la anestesia debe realizarse por el médico especialista -anestesiólogo- en condiciones de asepsia o esterilización.
El doctor González explica que “la paciente se pone de lado en posición fetal, se esteriliza la zona baja de la espalda, luego y con agujas muy delgadas, se pone anestesia en la piel para introducir un trocar, aguja gruesa hueca con la punta curva que permite que por dentro se inserte un catéter -pequeña manguera- en el espacio epidural, que nos permitirá administrar las dosis necesarias a posteriori sin más punciones ni molestias para la paciente”.
Una dosis para cada mujer
Las dosis de cualquier medicamento que se utilice para calmar el dolor van variando conforme avanza el trabajo de parto, ya que las estructuras comprometidas en la génesis del dolor van cambiando.
Según el doctor González, “en el comienzo se pone una cantidad muy pequeña de anestésico local para no producir relajación muscular del piso pelviano, ya que podría alterar los movimientos naturales del niño al acomodarse, más un derivado morfínico que son potentes analgésicos que no producen bloqueo muscular. Por esta razón, la paciente puede incluso caminar por el área de pre-parto sin tener dolor alguno y, al mismo tiempo, no interferir con el mecanismo del parto”. El doctor González asegura que el paso de anestesia al niño es mínimo, lo que se comprueba analizando muestras de cordón umbilical.
Efectos colaterales
Algunas mujeres experimentan molestias con la anestesia. El doctor González explica que esto se debe a que la colocación del catéter es a ciegas y puede toparse una raíz nerviosa, lo que produce una corriente similar a cuando se golpea el codo y llega hasta la mano.
En este caso la pequeña corriente va a una de las piernas. Otras veces se presentan nauseas y prurito o picazón. Estos son efectos colaterales que se dan sólo en algunas pacientes, pero son síntomas que pasan una vez terminado el parto.
Hoy en día la anestesia es una especialidad médica bastante segura y probablemente una de las más beneficiadas con los avances tecnológicos.
El doctor González recalca que “en anestesia obstétrica hemos tenido avances significativos en cuanto a nuevos anestésicos locales y a nuevos equipos, lo que hace que las posibles complicaciones sean aún menores”.
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